sábado, 10 de abril de 2010

Respuestas filosóficas a cuestiones sobre el amor (reflexiones)


¿Qué es el amor, será a caso un estado de voluntad? El amor es parecido a las emociones y a otros estados de la mente, como los deseos y las creencias, porque es un estado intencional. En filosofía, esto significa que el amor es un estado (mental) sobre algo. Al objeto del que trata un estado se le llama el “objeto intencional” y en el caso del amor, coincide con el objeto al cual se dirige el amor, llamado “objetivo”. Esto no ocurre en todos los estados mentales; por ejemplo, yo me puedo enojar con alguien (objetivo) porque me ha humillado (objeto). El amor no se trata sólo del amado, sino también hacia el amado. Entonces, el amor nos lleva hacia la acción más que otros estados mentales y en gran parte como algo parecido a los deseos (en realidad es muy parecido a un deseo).
Por su puesto, también nos transformamos por amor, se experimenta como algo que nos sucede. Este sentimiento de pasividad se explica por el conjunto de emociones que constituyen el “sentimiento” del amor. La experiencia del amor se caracteriza no sólo por cambios y sensaciones de tipo físico (como la excitación sexual), sino también por los deseos, pensamientos, comportamientos típicos y, por supuesto, emociones de diferentes tipos. Debido a que la parte emocional de la experiencia del amor es vívida, es fácil concebir al amor como una emoción, aún cuando no lo sea.
Entonces, ¿qué es? Quizá el amor es un estado de voluntad, es decir, un estado deliberado. Un estado deliberado puede ser un deseo (por ejemplo, estar con la persona que más quieras), un conjunto de deseos (por ejemplo estar con la persona que más anhelas y hacerle el amor) o un deseo de segundo orden, en otras palabras, “un deseo sobre el deseo”.

Con lo mencionado anteriormente, veremos si ¿es moral el amor erótico? El filósofo contemporáneo Harry Frankfurt declara que el amor (en general) es una volición particular de segundo orden, una preocupación desinteresada por el bienestar del amado.
Esto no es negar que el amor es siempre moral, sino hay que decir que no es necesariamente así. Hay muchas formas de manifestar y vivir un amor erótico, quizá tantas como número hay de amantes. Pero tienen algo en común, el hecho de estar enamorado, por su puesto. Pero ¿Cuál es el contenido del deseo de amar?
La respuesta no parece ser el sexo, aun cuando la sexualidad es a menudo una parte de la experiencia de eros.
Pero eros en sí mismo no es moral. Debido a eros y no por una mera atracción sexual, las personas son propensas a cometer todo tipo de acciones. Como lo dice C.S. Lewis de manera convincente: “El amor que lleva a uniones crueles y perjuras, incluso a pactos de suicidio y asesinato, no deambula en lujuria o frivolidad. Bien puede ser Eros en todo su esplendor, un rompe corazones sincero, listo para cualquier sacrificio excepto para la renuncia.”
El amor de cualquier tipo supone una capacidad de confianza, una apertura ante la posibilidad de salir lastimado y una vulnerabilidad hacia la otra persona.
Pero alguien podría responder al distinguir entre dos cosas diferentes: el estado de amor y la relación de amor. Las razones por las que se mantiene una relación no dependen del todo de la persona enamorada. Incluso sin pensar en tragedias particulares, las personas permanecen juntas por muchas razones y los sentimientos relacionados pueden evolucionar con el tiempo y, por ejemplo, pasar de una pasión erótica a la estima y al afecto. Entonces, los ejemplos centrados en la posibilidad de amar a alguien que ha sido privado de propiedades atractivas, no demuestran nada. También nos desenamoramos tan fácilmente como nos enamoramos y quizá no haya razones particularmente buenas para este cambio. Si ya no amo a una persona porque ella ha alterado completamente su personalidad, parece injusto culparme de falso amor.
Amamos a individuos, no a misteriosas entidades amorfas. Amamos a una persona específica y las personas están constituidas por propiedades. Aún así, es verdad que amamos a las personas que cambian. Aún más cierto, amamos a las personas en la medida que ellas nos manifiestan sus propiedades.

Para dar por terminado este escrito puedo decir que el sentido común tiende hacia la idea de que el amor es una emoción y que es irracional, las flechas de Cupido golpean sin razón. Pero las emociones pueden ser racionales o irracionales; puede ser correcto o equivocado sentir determinada emoción en una situación específica.
Entonces ¿el amor es como la ira? En el caso de la ira, el objeto de la emoción o es apropiado o no lo es, se merece que alguien se enoje (con esa intensidad apropiada) o no lo merece. Pero el amor parece ser un caso diferente. No parece adecuado (moralmente hablando) adecuado describir el objeto del amor como (poco) meritorio o (in) apropiado sólo porque su objeto no es encantador (como cuando nos enojamos de manera injustificable). Y no podemos amar “demasiado” (como cuando estamos muy enojados comparado con las circunstancias). Por lo tanto el amor no es para nada una emoción, pero sí un estado de voluntad que proviene de la mente y por ende el amor erótico no es moral, por consiguiente, "El fin no justifica los medios" (Hermann Busenbaum; Medulla theologiae moralis): cum finis est licitus, etiam media sunt licita (“cuando el fin es lícito, también lo son los medios”).

1 comentario:

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